En
los primeros meses de Boca como institución, las camisetas lisas de
diferentes colores solían utilizarse para diferenciarse del equipo
contrario. Tal vez, la más enigmática de todas fue una camiseta rosa que
atravesó los años con su halo de misterio.
Existe la hipótesis de
que los colores elegidos fueron azul en un caso y rojo en otro, y que
los tonos finales fueron el resultado de la defección de las anilinas
usadas para teñir las prendas blancas que eran más fáciles de conseguir y
menos gastos representaban. O también de un exceso de lavados sin
mayores cuidados.
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